Un muchacho se cree inmortal y por ello cree que va a ver a Dios. No salta al vacío, sin embargo. Más bien prefiere investigar esa condición que le inculcaron de niño sin exponerse a peligros graves. Cae en manos de adivinos,
yupies-gurúes, confesores y consultoras por radio. Tampoco queda conforme. El final concluye con grito de esperanza.